La vida diaria de las Kumari



La cara maquillada de una niña asoma por la ventana principal del templo ante la mirada  de extranjeros que aguardan en el patio de la Kumari. Durante un minuto escaso, sus pequeños ojos tocados con una larga línea negra pueden asomarse al mundo. En su frente luce el agni chakchhu (ojo de fuego) por el que ve las otras dimensiones que su divina condición le permite.Solo hasta medio día los nepalíes pueden adorar personalmente a la niña virgen. Después, los turistas ya no podrán contemplar a la principal atracción religiosa de la capital nepalí.


Adoración del pueblo

Nadie puede hablar con ella ni fotografiarla. Solo sus cuidadores, profesores particulares y unos pocos niños de su misma casta pueden compartir el tiempo con ella. El resto del día lo disfruta en soledad. Así ha sucedido desde hace más de 700 años. 

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